La persecusión contra gays en Chechenia, habla una de sus víctimas (traducción)
Estoy haciendo traducciones de artículos o temas en inglés de mi interés, muchos de ellos de temática LGBT que a través de eliminar la barrera del idioma quiero ayudar a difundir y crear conciencia a nivel mundial sobre éste problema, la homofobia, la persecusión y los atentados contra los derechos humanos que están sufriendo muchxs hermanxs en mi país y alrededor del mundo.
El artículo original de ésta traducción se encuentra en el siguiente enlace y el artículo orignal en español se titula "Habla una víctima de la "purga anti-gay" en Chechnya: "La verdad existe""
https://time.com/5633588/anti-gay-purge-chechnya-victim/
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Fue un día a la hora del almuerzo que se llevaron a Amin Dzhabrailov. Una mujer que iba a casarse había venido al salón en la capital chechena de Grozni donde él trabajaba, y ambos hablaban tranquilamente mientras él teñía su cabello. Pero entonces, él recuerda, tres hombres uniformados irrumpieron, preguntando por él por su nombre. Dzhabrailov fue arrastrado hacia afuera, esposado y empujado al interior de un carro. Hacía calor. Sentía que no podía respirar. Tan pronto como el carro arranzó, "mi corazón se detuvo", nos cuenta.
Aunque los tres hombres no dieron explicaciones de por qué habían llegado, pronto se hizo evidente cuando tomaron el teléfono de Dzhabrailov, le exigieron quitar la contraseña y empezaron a buscar en el dispositivo cualquier tipo de prueba que lo incriminara de algo que es profundamente vergonzoso en ésta república conservadora y predominantemente musulmana: ser gay. Dzhabrailov no recuerda cuánto tiempo duró el recorrido en carro, pero recuerda su más terrible miedo. "La puerta se abrirá", el joven de 27 años cuenta a Time, "y voy a morir".
Dzhabrailov es uno de al menos docenas de hombres que fueron detenidos y torturados en una "purga" antigay que sucedió en Chechenia en el 2017, según reportes de noticieron, organizaciones de derechos humanos y agencias europeas. También es uno de los primeros que hablan de su experiencia y revelan su identidad a los medios, aunque teme represalias contra él y su familia.
A pesar de la atención internacional y las protestas que continuaron luego de la purga del 2017, incluyendo llamados para que las autoridades rusas investigaran los desórdenes y falta de conducta en la aplicación de las leyes en Chechenia, las organizaciones de derechos humanos cuentan que otra limpieza antigay sucedió en el 2018 y a principios del 2019. Dzhabrailov, quien viajó a Canadá desde Rusia después de su detención, ha hecho todo esto público hoy porque quiere llamar la atención sobre lo que está sucediendo en su país natal. "Cada persona importa. Sus derechos importan", cuenta Dzhabrailov.
Espeligroso contar esta historia, pero dos años en Norte América, incluyendo su participación en la marcha del orgullo anual este año, le ha ayudado a reunir el coraje para hablar. "También es peligroso no contarlo", nos cuenta, "porque esto va a continuar".
Los grupos de derechos humanos y expertos que han estado atentos a la situación en Chechenia expresan miedos similares, y algunos dicen que lo que está pasando es parte de una tendencia mucho más grande. El ascenso del nacionalismo en muchos países se ha alineado en apuntar hacia minorías bulnerables, incluso países como los Estados Unidos han visto los derechos civiles de las personas LGBTQ acortado por legisladores y cortes: en años recientes ha habido un repunte de crímenes de odio contra esa demografía en los Estados Unidos, con la mayoría dirigidos hacia hombres homosexuales.
"Lo que se ha reportado en Chechenia es un crimen contra la humanidad", nos cuenta Lisa Davis, co-directora de lso Clínica de Derechos Humanos y Género y Justicia en la escuela de leyes CUNY. "Y lo que vemos es una práctica que se repite, una ola de violencia que ha estado pasando en todo el mundo". Cuando eventos como los de Chechenia no conllevan consecuencias como la condena internacional o incluso de forma generalizada en la opinión pública "nos manda el mensaje de que tales persecuciones son toleradas".
Las autoridades chechenas han negado que tales represiones han estado sucediendo. Un portavoz del gobierno dijo que todo ésto no es posible ya que las personas gay "no existen" en esa parte de Rusia y si existieran, sus propios familiares estarían tan avergonzados que los enviarían a un lugar del que no regresarán". El primer individuo en retar públicamente esas palabras fue obligado a renunciar y disculparse públicamente en la televisión nacional a finales del 2017, después de haber salido del clóset en la revista Time y el estado fue tras de él y sus familiares.
"Ésto es una locura", cuenta Dzhabrailov. "Las personas gay simplemente están en todas partes".
La descripción de Dzhabrailov sobre haber sido detenido, golpeado y expuesto a la fuerza conte familiares a quienes se les animó a cometer "asesinatos de honor" nos da idea del tertimonio de otros hombres que han abandonado la región norte del cáucaso ruso en años recientes.
El carro que transportaba al delgado joven ese día en marzo del 2017 paró en algún lugar de Grozny*1 en un edificio desconocido, y Dzhabrailov fue llevado dentro de uno de los muchos cuartos que se alineaban en un pasillo muy largo.
Según los observadores de Derechos Humanos, las detenciones en el 2017 fueron llevadas a cabo por funcionarios encargados de hacer cumplir la ley y sancionadas por autoridades chechenas de alto nivel. Dzhabrailov dice que no sabe quienes eran los hombres que lo recibieron en ese cuarto. (Parecían ser policías que estaban "haciendo el trabajo sucio", cuenta). Pero él recuerda con claridad sus acciones. Lo sentaron en una silla, cuenta y le exigieron que admitiera ser gay y nombrar a otros hombres gay. AL mismo tiempo, dice que lo patearon con botas pesadas y lo golpeadron con largos tubos de plástico, no querían tocarlo directamente debido a su orientación sexual.
Aunque él admitió que es gay, Dzhabrailov dice que la violencia escaló cuando se negó a dar los nombres de otros hombres gay. Los hombres tomaron una caja negra que él supuso que era un detector de mentiras pero resultó ser una máquina de choques eléctricos. Pusieron cables en sus dedos y agua en su cuerpo para que la electricidad pasara de forma más efectiva. "Fue tan doloroso, sólo estás gritando, es todo lo que puedes hacer", nos cuenta.
Finalmente los hombres sacaron una pistola, la pusieron en la boca de Dzhabrailov y os amenazaron con matarlo si no revelaba más nombres. "En ese instante, yo mismo, morí", nos cuenta. En cuanto nos describe ésta parte de su pesadilla, está entre lágrimas y no encuentra las palabras que quiere decir en inglés. "Estaba tan perdido", repite, "estaba tan perdido".
Después de prometer que "seguirían su trabajo2 con él, los hombres pusieron a Dzhabrailov en otro cuarto del mismo edificio con otras 25 personas adentro. Algunos eran hombres que se presumía eran gay, pero aparentemente habín hombres y mujeres ue fueron detenidos por otros motivos, nos cuenta.
Las agencias como el Consulado del Comité Europeo para la Prevención de las Torturas y el Trato Inhumano o Degradante o Castigos han acusado por largo tiempo a los funcionarios en Chechenia de detenciones sin fundamento legal y maltratar individuo (y han criticado la "fracaso permanente de las autoridades rusas a la hora de mejorar la situación"). Mientras que las personas LGBT son un grupo en riesgo, se ha reportado abusos también hacia presuntos consumidores de droga, personas sospechosas de terrorismo y periodistas.
Dzhabrailov dice que estuvo detenido por dos semanas, yendo del cuarto donde se tenía a los detenidos (y donde dormía usando la mitad de una botella de plástico como almohada), y siendo llevado al cuarto donde los golpeaban. Habían torturas "casi" a diario. Él y otro hombre gay fueron puestos a lavar carros, baños y un día los llevaron a recoger basura en un lago. Él lo describe como haber sido tratados "como esclavos".
Cada hombre moría de miedo al escuchar su nombre por las personas que dirigían las instalaciones, porque significaba que era su turno de ser golpeado y presionado para revelar información sobre otros hombres gay. Pero era difícil ver que llamaran a alguien más. "Escuchabas los gritos al otro lado de la pared", explica Dzhabrailov, añadiendo que los cautivos pedían unos a otros no decir más nombres.
Después de haber sobrevivido los primeros días Dzhabrailov comenzó a tener la eperanza de que sería liberado. Esa esperanza llegó de forma agridulce cuando después de dos semanas se le pidió a él y los otros hombres gay que dieran los números de sus familiares. Dzhabrailov nunca había salido del clóset de la forma típica con su familia. Debido a la fuerza del tabú en chechenia, ser abiertamente gay "simplemente no es una opción" y "salir del clóset sería suicidarse", cuenta Tanya Lokshina, directora del Observatorio por los Derechos Humanos en Europa y Asia Central.
Se llamó a los familiares de todos los detenidos y los reunieron en un cuarto donde se les dijo que sus hermanos e hijos eran gay, cuenta Dzhabrailov. Llegaron tres de sus hermanos. Entonces se trajo a los detenidos y los oficiales dijeron "Deberían deshacerse de éstas vergüenzas", recuerda Dzhabrailov, "Eso significaba directamente 'deberían matar a sus hijos porque son gay y eso es una vergüenza para Chechenia y para su familia".
Cuando Dzhabrailov se fue con sus hermanos, quería celebrar. Estaba emocionado de ver a sus hermanos otra vez. Pero sólo hubo silencio cuando salieron del edificio. "Todo cambió", nos cuenta, "mi cuerpo estaba azul, morado. Mi corazón roto. Mi vida rota. Perdí a mi familia, amigos carrera, Todo".
Su familia no le hizo daño. Pero unos cuantos días después de haber sido liberado, Dzhabrailov sólo podía dormir durante el día, por temor a que los oficiales regresaran en la oscuridad y se lo llevaran de nuevo. Después de cinco días, decidió que tenía que dejar Chechenia. Él ya no podía tener una vida allí ahora que había sido expuesto. Un viejo amigo que se había mudado a Moscú desde Chechenia le pidió que se mudara y entonces en su cumpleaños número 25, Dzhabrailov dejó atrás todo lo que conocía.
Éste amigo era Viskhan, de 28 años, que prefiere sólo usar su primer nombre y contar a Time por medio de un traductor que él dejó la república debido a que también fue perseguido por ser gay. En su caso, ésto pasó de la forma típica pero aún así cruel: oficiales se hacían pasar por hombres interesados en una relación romántica en apps de citas, y cuando Viskhan acordó conocerlo en persona fue golpeado y amenazado con un arma.
A veces éstos asaltantes piden dinero de sus víctimas. En el caso de Viskhan, nos cuenta, le pidieron contactar a otro hombre en la app para poder también incriminarlo.
"Siempre te sientes culpable", Viskhan cuenta sobre ser gay en Chechenia. Y los sobrevivientes continúan con el trauma de haber sido atacados por personas poderosas. "Cuando dormimos, dormimos con miedo y cuando despertamos, despertamos con miedo", nos cuenta.
Viskhan, que también vive como refugiado en Canadá supo por sus amigos en Chechenia que Dzhabrailov había "desaparecido" por dos semanas. En una entrevista con Time, él describe la apariencia física de su amigo cuando llegó a Moscú como "de horror", señalando su costado, brazos, cadera y espalda donde Dzhabrailov fue golpeado. Cuando se encontraron en el aeropuerto, los dos rompieron en llanto.
Dzhabrailov decidió que la diáspora Chechena en Moscú era muy predominante y cercana como para que él estuviera seguro. "Existía ese pánico masivo" en esos días, cuanta Viskhan, los gays chechenas vivían con el miedo de que los oficiales los perseguirían y los paisanos homofóbicos viviendo en Moscú estarían más que dispuestos a cooperar con ellos.
Dzhabrailov se mudó a San Petersburgo por un mes, se quedó con otro amigo y nunca salían del edificio, viviendo con la parnoia de que los encontrarían, y esta vez quizá los iban a matar.
Al final un amigo los convenció de ir a un grupo llamado La Red Rusa LGBT, que busca ayudar a víctimas de la purga chechena. Muchos temían también ser perseguidos por sus familias, y la organización buscaba maneras de sacarlos de Rusia. Después de meses de espera y de vivir en refugios proveídos por el grupo, Dzhabrailov finalmente se encontraba en un pequeño cuarto con alguien que le dio la esperanza de que buscar asilo en otro país era posible.
La Red Rusa LGBT había contactado a Rainbow Railroad, una organización con sede en Canadá que se especializa en ayudar a personas LGBT a escapar de sus países donde enfrentan peligro inminente debido a su orientación sexual o identidad de género. Su director ejecutivo, Kimahli powell, había viajado a Rusia a entrevistar chechenas que querían dejar el país, un paso estándar del proceso de selección.
Era casi medianoche cuando Powell se preparaba para sentarse con Dzhabrailov, la cual era su última entrevista después de un largo día. Él recuerda que el joven estilista era directo y (en lo que parecía un intento de tener algo de orden entre tanto caos), iba muy bien peinado. Después de escuchar su historia, junto a docenas de personas en el viaje, "nos dimos cuenta de que debíamos sacarlo del país, cuenta Powell. "La pregunta era ¿dónde?".
Aunque Rainbow Railroad vela por facilitar el viaje, la organización dice que con el paso del tiempo ha reubicado a 70 hombres chechenas en otros países, algunos víctimas de la purga y otros con un miedo creíble de que serán buscados. Algunos se fueron a Bélgica, otros a Países Bajos, y muchos se fueron a Canadá.
Dzhabrailov recuerda vívidamente salir del avión en Norte América en julio del 2017, cuatro meses luego de su secuestro. "Siento como si hubiera regresado a casa. Me sentía con tanta calma", nos cuenta, "como si hubiera salido de un cuarto oscuro y hubiera abierto la puerta a un cuarto lleno de luz".
Luego de algunos meses, después de que la vida de Viskhan se viera amenazada por un chechena viviendo en Moscú, la misma organización también le ayudó a irse.
Cuando reportes de la purga chechena salieron a la luz en el 2017, parecía que los oficiales rusos iban a hacer algo al respecto. Parecía que las investigaciones se habían puesto en marcha pero estos esfuerzos se redujeron a casi nada, cuentan los observadores. La Organización por la Seguridad y Cooperación en Europa, una organización regional que cuenta con 57 estados entre sus miembros, hizo sus propias investigaciones y sus descubrimientos fueron publicados en el 2018, concluyendo que las alegaciones de detenciones ilegales y torturas en chechenia eran creíbles. "Hay un problema de impunidad total en las fuerzas de seguridad" junto a "una grave situación en cuanto a los derechos humanos", decía.
Viskhan ve las represiones como parte de una opresión más grande que ha estado sucediendo en años recientes. Apoyado por el Kremlin, Ramzan Kadyrov ha manteido la que alguna vez fue una zona de rebeldes bajo el fuerte control de Moscú por casi una década. A cambio, el Kremlin le ha permitido gobernar Chechenia en de forma descrita por los medios como "su feudo personal". Bajo su mandato, ha habido mujeres a las que presuntamente se les ha disparado con pistolas de paintball por vestir ropa que según los hombres musulmanes es inmodesta, por mencionar un ejemplo.
"Gradualmente las personas comenzaron a tener sentimientos de odio hacia los estilos de vida modernos, la sociedad vio que más gente era libre, libre de expresarse", cuenta Viskhan sobre cómo la cultura chechena ha cambiado a medida que él crecía. "Éste cambio de manifestó a través del odio hacia formas de vivir distintas".
Los expertos en derechos LGBT afirman que el desorden, falta de leyes, junto a la religión o las creencias conservadoras sobre las normas de género, características comunes cuando se trata de identificar lugares donde las personas gay y transgénero están expuestos a más riesgos. Mientras que las purgas en Chechenia han sido inusuales en términos de escala y severidad, al menos 68 países tienen leyes que criminalizan las relaciones del mismo sexo, y la persecusión de personas LGBT es algo común en el mundo. Países como Uganda, Egipto, Brunei e Irak han tenido brotes de hostilidad contra las personas homosexuales en años recientes.
Rainbow Railroad ha ido viendo ésta tendencia en términos del número de personas que piden ayuda para dejar sus países de origen debido al miedo y la inseguridad. En el 2018 recibieron 1,300 peticiones de ese tipo. Éste año, la organización tenía 1,500 peticiones hasta junio. "Existe consistencia en las historias de que hay una horrible persecusión", cuenta Powell.
Algunos factores limitan el número de personas que Rainbow Railroad puede mover cada año. Depende de las donaciones y de la apertura de los países donde se hospedarán. Hay países como Siriam donde los trabajadores de la organización simplemente no pueden desarrollar rutas seguras de escape.
Ninguno de los 70 chechenas que Rainbow Railroad trasladó fueron a los Estados Unidos. La situación requerá "una respuesta que fuera más inmediata y robusta que lo que los Estados Unidos estaban dispuestos a ofrecer", cuenta Powell. Con la esperanza de continuar con su trabajo en el país, incluso con la administración de Trump, la cual presionó para que se limitara la aceptación de refugiados, ambos, él y Dzhabrailov visitaron a funcionarios en Washington DC el año pasado. Se reunieron con persnal del Departamento de Estadom la Casa Blanca y el congreso y el refugiado checheno contó su historia mientras Powell pedía voluntad política. "¿Me fui con alguna promesa? Absolutamente no", cuenta Powell. Pero, agrega, "estamos haciendo algo grande aquí".
Mientras que Dzhabrailov acepta hablar más de su historia con la intención de dar más visibilidad a lo que está pasando a hombres como él en Chechenia, también recuerda cómo era su vida de infancia. Recuerda cómo, siendo joven, escuchó acerca del asesinato de un hombre chechena por ser gay. A medida crecía, vivía con miedo adoptando dos personalidades, una heterosexual y una secreta, buscando romances sólo en lugares secretos y usando nombres falsos. Su esperanza es que los jóvenes chechenas puedan encontrar la historia de lo que le ha pasado y sepan que aún hay esperanza. "Incluso si estás en problemas, tú puedes salir de ello", cuenta, "y ser hombres libres, simplemente hombres libres".
Acerca de las negaciones sobre la purga chechena por parte de las autoridades, Dzhabrailov tiene poco que decir. "La verdad", cuenta, "existe".
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Artículo originalmente escrito por Katy Steinmetz para la revista Time y ésta es la traducción hecha por Miguel Rubio.
Notas:
1. Grozny, ciudad al sur de Rusia, capital de Chechenia.
El artículo original de ésta traducción se encuentra en el siguiente enlace y el artículo orignal en español se titula "Habla una víctima de la "purga anti-gay" en Chechnya: "La verdad existe""
https://time.com/5633588/anti-gay-purge-chechnya-victim/
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Fue un día a la hora del almuerzo que se llevaron a Amin Dzhabrailov. Una mujer que iba a casarse había venido al salón en la capital chechena de Grozni donde él trabajaba, y ambos hablaban tranquilamente mientras él teñía su cabello. Pero entonces, él recuerda, tres hombres uniformados irrumpieron, preguntando por él por su nombre. Dzhabrailov fue arrastrado hacia afuera, esposado y empujado al interior de un carro. Hacía calor. Sentía que no podía respirar. Tan pronto como el carro arranzó, "mi corazón se detuvo", nos cuenta.
Aunque los tres hombres no dieron explicaciones de por qué habían llegado, pronto se hizo evidente cuando tomaron el teléfono de Dzhabrailov, le exigieron quitar la contraseña y empezaron a buscar en el dispositivo cualquier tipo de prueba que lo incriminara de algo que es profundamente vergonzoso en ésta república conservadora y predominantemente musulmana: ser gay. Dzhabrailov no recuerda cuánto tiempo duró el recorrido en carro, pero recuerda su más terrible miedo. "La puerta se abrirá", el joven de 27 años cuenta a Time, "y voy a morir".
Dzhabrailov es uno de al menos docenas de hombres que fueron detenidos y torturados en una "purga" antigay que sucedió en Chechenia en el 2017, según reportes de noticieron, organizaciones de derechos humanos y agencias europeas. También es uno de los primeros que hablan de su experiencia y revelan su identidad a los medios, aunque teme represalias contra él y su familia.
A pesar de la atención internacional y las protestas que continuaron luego de la purga del 2017, incluyendo llamados para que las autoridades rusas investigaran los desórdenes y falta de conducta en la aplicación de las leyes en Chechenia, las organizaciones de derechos humanos cuentan que otra limpieza antigay sucedió en el 2018 y a principios del 2019. Dzhabrailov, quien viajó a Canadá desde Rusia después de su detención, ha hecho todo esto público hoy porque quiere llamar la atención sobre lo que está sucediendo en su país natal. "Cada persona importa. Sus derechos importan", cuenta Dzhabrailov.
Espeligroso contar esta historia, pero dos años en Norte América, incluyendo su participación en la marcha del orgullo anual este año, le ha ayudado a reunir el coraje para hablar. "También es peligroso no contarlo", nos cuenta, "porque esto va a continuar".
Los grupos de derechos humanos y expertos que han estado atentos a la situación en Chechenia expresan miedos similares, y algunos dicen que lo que está pasando es parte de una tendencia mucho más grande. El ascenso del nacionalismo en muchos países se ha alineado en apuntar hacia minorías bulnerables, incluso países como los Estados Unidos han visto los derechos civiles de las personas LGBTQ acortado por legisladores y cortes: en años recientes ha habido un repunte de crímenes de odio contra esa demografía en los Estados Unidos, con la mayoría dirigidos hacia hombres homosexuales.
"Lo que se ha reportado en Chechenia es un crimen contra la humanidad", nos cuenta Lisa Davis, co-directora de lso Clínica de Derechos Humanos y Género y Justicia en la escuela de leyes CUNY. "Y lo que vemos es una práctica que se repite, una ola de violencia que ha estado pasando en todo el mundo". Cuando eventos como los de Chechenia no conllevan consecuencias como la condena internacional o incluso de forma generalizada en la opinión pública "nos manda el mensaje de que tales persecuciones son toleradas".
Las autoridades chechenas han negado que tales represiones han estado sucediendo. Un portavoz del gobierno dijo que todo ésto no es posible ya que las personas gay "no existen" en esa parte de Rusia y si existieran, sus propios familiares estarían tan avergonzados que los enviarían a un lugar del que no regresarán". El primer individuo en retar públicamente esas palabras fue obligado a renunciar y disculparse públicamente en la televisión nacional a finales del 2017, después de haber salido del clóset en la revista Time y el estado fue tras de él y sus familiares.
"Ésto es una locura", cuenta Dzhabrailov. "Las personas gay simplemente están en todas partes".
La descripción de Dzhabrailov sobre haber sido detenido, golpeado y expuesto a la fuerza conte familiares a quienes se les animó a cometer "asesinatos de honor" nos da idea del tertimonio de otros hombres que han abandonado la región norte del cáucaso ruso en años recientes.
El carro que transportaba al delgado joven ese día en marzo del 2017 paró en algún lugar de Grozny*1 en un edificio desconocido, y Dzhabrailov fue llevado dentro de uno de los muchos cuartos que se alineaban en un pasillo muy largo.
Según los observadores de Derechos Humanos, las detenciones en el 2017 fueron llevadas a cabo por funcionarios encargados de hacer cumplir la ley y sancionadas por autoridades chechenas de alto nivel. Dzhabrailov dice que no sabe quienes eran los hombres que lo recibieron en ese cuarto. (Parecían ser policías que estaban "haciendo el trabajo sucio", cuenta). Pero él recuerda con claridad sus acciones. Lo sentaron en una silla, cuenta y le exigieron que admitiera ser gay y nombrar a otros hombres gay. AL mismo tiempo, dice que lo patearon con botas pesadas y lo golpeadron con largos tubos de plástico, no querían tocarlo directamente debido a su orientación sexual.
Aunque él admitió que es gay, Dzhabrailov dice que la violencia escaló cuando se negó a dar los nombres de otros hombres gay. Los hombres tomaron una caja negra que él supuso que era un detector de mentiras pero resultó ser una máquina de choques eléctricos. Pusieron cables en sus dedos y agua en su cuerpo para que la electricidad pasara de forma más efectiva. "Fue tan doloroso, sólo estás gritando, es todo lo que puedes hacer", nos cuenta.
Finalmente los hombres sacaron una pistola, la pusieron en la boca de Dzhabrailov y os amenazaron con matarlo si no revelaba más nombres. "En ese instante, yo mismo, morí", nos cuenta. En cuanto nos describe ésta parte de su pesadilla, está entre lágrimas y no encuentra las palabras que quiere decir en inglés. "Estaba tan perdido", repite, "estaba tan perdido".
Después de prometer que "seguirían su trabajo2 con él, los hombres pusieron a Dzhabrailov en otro cuarto del mismo edificio con otras 25 personas adentro. Algunos eran hombres que se presumía eran gay, pero aparentemente habín hombres y mujeres ue fueron detenidos por otros motivos, nos cuenta.
Las agencias como el Consulado del Comité Europeo para la Prevención de las Torturas y el Trato Inhumano o Degradante o Castigos han acusado por largo tiempo a los funcionarios en Chechenia de detenciones sin fundamento legal y maltratar individuo (y han criticado la "fracaso permanente de las autoridades rusas a la hora de mejorar la situación"). Mientras que las personas LGBT son un grupo en riesgo, se ha reportado abusos también hacia presuntos consumidores de droga, personas sospechosas de terrorismo y periodistas.
Dzhabrailov dice que estuvo detenido por dos semanas, yendo del cuarto donde se tenía a los detenidos (y donde dormía usando la mitad de una botella de plástico como almohada), y siendo llevado al cuarto donde los golpeaban. Habían torturas "casi" a diario. Él y otro hombre gay fueron puestos a lavar carros, baños y un día los llevaron a recoger basura en un lago. Él lo describe como haber sido tratados "como esclavos".
Cada hombre moría de miedo al escuchar su nombre por las personas que dirigían las instalaciones, porque significaba que era su turno de ser golpeado y presionado para revelar información sobre otros hombres gay. Pero era difícil ver que llamaran a alguien más. "Escuchabas los gritos al otro lado de la pared", explica Dzhabrailov, añadiendo que los cautivos pedían unos a otros no decir más nombres.
Después de haber sobrevivido los primeros días Dzhabrailov comenzó a tener la eperanza de que sería liberado. Esa esperanza llegó de forma agridulce cuando después de dos semanas se le pidió a él y los otros hombres gay que dieran los números de sus familiares. Dzhabrailov nunca había salido del clóset de la forma típica con su familia. Debido a la fuerza del tabú en chechenia, ser abiertamente gay "simplemente no es una opción" y "salir del clóset sería suicidarse", cuenta Tanya Lokshina, directora del Observatorio por los Derechos Humanos en Europa y Asia Central.
Se llamó a los familiares de todos los detenidos y los reunieron en un cuarto donde se les dijo que sus hermanos e hijos eran gay, cuenta Dzhabrailov. Llegaron tres de sus hermanos. Entonces se trajo a los detenidos y los oficiales dijeron "Deberían deshacerse de éstas vergüenzas", recuerda Dzhabrailov, "Eso significaba directamente 'deberían matar a sus hijos porque son gay y eso es una vergüenza para Chechenia y para su familia".
Cuando Dzhabrailov se fue con sus hermanos, quería celebrar. Estaba emocionado de ver a sus hermanos otra vez. Pero sólo hubo silencio cuando salieron del edificio. "Todo cambió", nos cuenta, "mi cuerpo estaba azul, morado. Mi corazón roto. Mi vida rota. Perdí a mi familia, amigos carrera, Todo".
Su familia no le hizo daño. Pero unos cuantos días después de haber sido liberado, Dzhabrailov sólo podía dormir durante el día, por temor a que los oficiales regresaran en la oscuridad y se lo llevaran de nuevo. Después de cinco días, decidió que tenía que dejar Chechenia. Él ya no podía tener una vida allí ahora que había sido expuesto. Un viejo amigo que se había mudado a Moscú desde Chechenia le pidió que se mudara y entonces en su cumpleaños número 25, Dzhabrailov dejó atrás todo lo que conocía.
Éste amigo era Viskhan, de 28 años, que prefiere sólo usar su primer nombre y contar a Time por medio de un traductor que él dejó la república debido a que también fue perseguido por ser gay. En su caso, ésto pasó de la forma típica pero aún así cruel: oficiales se hacían pasar por hombres interesados en una relación romántica en apps de citas, y cuando Viskhan acordó conocerlo en persona fue golpeado y amenazado con un arma.
A veces éstos asaltantes piden dinero de sus víctimas. En el caso de Viskhan, nos cuenta, le pidieron contactar a otro hombre en la app para poder también incriminarlo.
"Siempre te sientes culpable", Viskhan cuenta sobre ser gay en Chechenia. Y los sobrevivientes continúan con el trauma de haber sido atacados por personas poderosas. "Cuando dormimos, dormimos con miedo y cuando despertamos, despertamos con miedo", nos cuenta.
Viskhan, que también vive como refugiado en Canadá supo por sus amigos en Chechenia que Dzhabrailov había "desaparecido" por dos semanas. En una entrevista con Time, él describe la apariencia física de su amigo cuando llegó a Moscú como "de horror", señalando su costado, brazos, cadera y espalda donde Dzhabrailov fue golpeado. Cuando se encontraron en el aeropuerto, los dos rompieron en llanto.
Dzhabrailov decidió que la diáspora Chechena en Moscú era muy predominante y cercana como para que él estuviera seguro. "Existía ese pánico masivo" en esos días, cuanta Viskhan, los gays chechenas vivían con el miedo de que los oficiales los perseguirían y los paisanos homofóbicos viviendo en Moscú estarían más que dispuestos a cooperar con ellos.
Dzhabrailov se mudó a San Petersburgo por un mes, se quedó con otro amigo y nunca salían del edificio, viviendo con la parnoia de que los encontrarían, y esta vez quizá los iban a matar.
Al final un amigo los convenció de ir a un grupo llamado La Red Rusa LGBT, que busca ayudar a víctimas de la purga chechena. Muchos temían también ser perseguidos por sus familias, y la organización buscaba maneras de sacarlos de Rusia. Después de meses de espera y de vivir en refugios proveídos por el grupo, Dzhabrailov finalmente se encontraba en un pequeño cuarto con alguien que le dio la esperanza de que buscar asilo en otro país era posible.
La Red Rusa LGBT había contactado a Rainbow Railroad, una organización con sede en Canadá que se especializa en ayudar a personas LGBT a escapar de sus países donde enfrentan peligro inminente debido a su orientación sexual o identidad de género. Su director ejecutivo, Kimahli powell, había viajado a Rusia a entrevistar chechenas que querían dejar el país, un paso estándar del proceso de selección.
Era casi medianoche cuando Powell se preparaba para sentarse con Dzhabrailov, la cual era su última entrevista después de un largo día. Él recuerda que el joven estilista era directo y (en lo que parecía un intento de tener algo de orden entre tanto caos), iba muy bien peinado. Después de escuchar su historia, junto a docenas de personas en el viaje, "nos dimos cuenta de que debíamos sacarlo del país, cuenta Powell. "La pregunta era ¿dónde?".
Aunque Rainbow Railroad vela por facilitar el viaje, la organización dice que con el paso del tiempo ha reubicado a 70 hombres chechenas en otros países, algunos víctimas de la purga y otros con un miedo creíble de que serán buscados. Algunos se fueron a Bélgica, otros a Países Bajos, y muchos se fueron a Canadá.
Dzhabrailov recuerda vívidamente salir del avión en Norte América en julio del 2017, cuatro meses luego de su secuestro. "Siento como si hubiera regresado a casa. Me sentía con tanta calma", nos cuenta, "como si hubiera salido de un cuarto oscuro y hubiera abierto la puerta a un cuarto lleno de luz".
Luego de algunos meses, después de que la vida de Viskhan se viera amenazada por un chechena viviendo en Moscú, la misma organización también le ayudó a irse.
Cuando reportes de la purga chechena salieron a la luz en el 2017, parecía que los oficiales rusos iban a hacer algo al respecto. Parecía que las investigaciones se habían puesto en marcha pero estos esfuerzos se redujeron a casi nada, cuentan los observadores. La Organización por la Seguridad y Cooperación en Europa, una organización regional que cuenta con 57 estados entre sus miembros, hizo sus propias investigaciones y sus descubrimientos fueron publicados en el 2018, concluyendo que las alegaciones de detenciones ilegales y torturas en chechenia eran creíbles. "Hay un problema de impunidad total en las fuerzas de seguridad" junto a "una grave situación en cuanto a los derechos humanos", decía.
Viskhan ve las represiones como parte de una opresión más grande que ha estado sucediendo en años recientes. Apoyado por el Kremlin, Ramzan Kadyrov ha manteido la que alguna vez fue una zona de rebeldes bajo el fuerte control de Moscú por casi una década. A cambio, el Kremlin le ha permitido gobernar Chechenia en de forma descrita por los medios como "su feudo personal". Bajo su mandato, ha habido mujeres a las que presuntamente se les ha disparado con pistolas de paintball por vestir ropa que según los hombres musulmanes es inmodesta, por mencionar un ejemplo.
"Gradualmente las personas comenzaron a tener sentimientos de odio hacia los estilos de vida modernos, la sociedad vio que más gente era libre, libre de expresarse", cuenta Viskhan sobre cómo la cultura chechena ha cambiado a medida que él crecía. "Éste cambio de manifestó a través del odio hacia formas de vivir distintas".
Los expertos en derechos LGBT afirman que el desorden, falta de leyes, junto a la religión o las creencias conservadoras sobre las normas de género, características comunes cuando se trata de identificar lugares donde las personas gay y transgénero están expuestos a más riesgos. Mientras que las purgas en Chechenia han sido inusuales en términos de escala y severidad, al menos 68 países tienen leyes que criminalizan las relaciones del mismo sexo, y la persecusión de personas LGBT es algo común en el mundo. Países como Uganda, Egipto, Brunei e Irak han tenido brotes de hostilidad contra las personas homosexuales en años recientes.
Rainbow Railroad ha ido viendo ésta tendencia en términos del número de personas que piden ayuda para dejar sus países de origen debido al miedo y la inseguridad. En el 2018 recibieron 1,300 peticiones de ese tipo. Éste año, la organización tenía 1,500 peticiones hasta junio. "Existe consistencia en las historias de que hay una horrible persecusión", cuenta Powell.
Algunos factores limitan el número de personas que Rainbow Railroad puede mover cada año. Depende de las donaciones y de la apertura de los países donde se hospedarán. Hay países como Siriam donde los trabajadores de la organización simplemente no pueden desarrollar rutas seguras de escape.
Ninguno de los 70 chechenas que Rainbow Railroad trasladó fueron a los Estados Unidos. La situación requerá "una respuesta que fuera más inmediata y robusta que lo que los Estados Unidos estaban dispuestos a ofrecer", cuenta Powell. Con la esperanza de continuar con su trabajo en el país, incluso con la administración de Trump, la cual presionó para que se limitara la aceptación de refugiados, ambos, él y Dzhabrailov visitaron a funcionarios en Washington DC el año pasado. Se reunieron con persnal del Departamento de Estadom la Casa Blanca y el congreso y el refugiado checheno contó su historia mientras Powell pedía voluntad política. "¿Me fui con alguna promesa? Absolutamente no", cuenta Powell. Pero, agrega, "estamos haciendo algo grande aquí".
Mientras que Dzhabrailov acepta hablar más de su historia con la intención de dar más visibilidad a lo que está pasando a hombres como él en Chechenia, también recuerda cómo era su vida de infancia. Recuerda cómo, siendo joven, escuchó acerca del asesinato de un hombre chechena por ser gay. A medida crecía, vivía con miedo adoptando dos personalidades, una heterosexual y una secreta, buscando romances sólo en lugares secretos y usando nombres falsos. Su esperanza es que los jóvenes chechenas puedan encontrar la historia de lo que le ha pasado y sepan que aún hay esperanza. "Incluso si estás en problemas, tú puedes salir de ello", cuenta, "y ser hombres libres, simplemente hombres libres".
Acerca de las negaciones sobre la purga chechena por parte de las autoridades, Dzhabrailov tiene poco que decir. "La verdad", cuenta, "existe".
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Artículo originalmente escrito por Katy Steinmetz para la revista Time y ésta es la traducción hecha por Miguel Rubio.
Notas:
1. Grozny, ciudad al sur de Rusia, capital de Chechenia.
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